Ello funciona en todas partes, bien sin parar,
bien discontinuo. Ello respira, ello se calienta,
ello come. Ello caga, ello besa. Qué error haber
dicho el ello. En todas partes máquinas, y no
metafóricamente: máquinas de máquinas, con sus
acoplamientos y sus conexiones. Una máquina-
órgano empalma con una máquina fuente: una de
ellas emite un flujo que la otra corta. El seno es
una máquina que produce leche, y la boca, una
máquina acoplada a aquella.
Deleuze y Guattari, El anti Edipo, Barcelona,
España: Paidós, l977, p. 2).
Fotografía: Mario Cresci. Slittamento su
Raffaello(a), de la serie “Accademia”, Tríptico.
Bergamo, Italia, 1997.
Es con inmenso placer que presentamos este nuevo número de Aesthethika, íntegramente dedicado a examinar la relación entre el cuerpo y sus espacios. Los trabajos en este número provienen de escritores e investigadores dispersos entre Argentina, Canadá, Italia, Estados Unidos, y Nueva Zelanda, y se reproducen en sus idiomas originales, español, inglés e italiano. Todos ellos tienen en común el compromiso con la más alta calidad intelectual y política, desafiando los caprichosos confines lingüísticos y disciplinarios.
Cuerpos gozosos, Cuerpos transexuados, Cuerpos desaparecidos, Cuerpos disciplinados, Cuerpos vampirizados. Como lo anticiparan visionariamente Deleuze y Guattari, la lógica pulsional capitalista avasalla toda frontera: ello caga. El reverso lógico de este desborde es el control extremo. Se trata del sofisticado panóptico del tatuaje biopolítico. Pero la imagen ya no es la de Auschwitz, sino la de los cuerpos licuados del consumo voluptuoso. Legiones de clientes pagando sus cien dólares para portar con orgullo un flamante chip celular. Frente a semejante estrago, la letra y la palabra se abren camino en este número de Aesthethika.
En su ensayo Cuerpo, Goce y Letra en la Última Enseñanza de Jacques Lacan, Mariana E. Gómez presenta un recorrido sistemático sobre la última etapa de producción escrita de Jacques Lacan, sus antecedentes y sus referentes intelectuales. En este ensayo, Gómez sitúa a las nociones de goce, letra y síntoma como puntos cardinales para pensar el lugar del cuerpo en psicoanálisis.
A continuación, en The Body of Romance: Citation and Mourning in Written on the Body (El Cuerpo del Romance: Citación y Duelo en Escrito en el Cuerpo) Jennifer Gustar analiza la aclamada novela de la escritora inglesa Jeanette Winterson, Written on the Body (Escrito en el Cuerpo). En esta novela, que inicia con la ya célebre frase “¿Por qué la pérdida es la medida del amor?,” no se identifica jamás el género del/de la protagonista, dando así un vuelco en la historia de este género literario que Gustar examina en detalle a través de conceptos freudianos, lacanianos y de la teoría queer.
Indagando la relación que existe entre las políticas públicas, la memoria y el arte, el ensato de Marcela Brunetti, Cuerpos Desaparecidos: Políticas Públicas de Memoria del Horror, describe los presupuestos artísticos y políticos del Parque de la Memoria, un espacio público que albergará el Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado en la Argentina. En su escrito, Brunetti argumenta que el Parque de la Memoria puede pluralizar sentidos frente a la escena traumática. Esta posibilidad simbólica, la autora sugiere, contrasta con el mero espectáculo del espanto que es típico de espacios tales como los museos del holocausto.
Romina Galiussi sostiene, en Dos Tratamientos Hipermodernos del Cuerpo, que en la actualidad operan sobre el cuerpo modalidades de intervención donde la primacía del saber científico y el capitalismo globalizado acallan al sujeto del inconsciente. La autora propone el caso del transexualismo y la plastinación como prácticas que dan cuenta de las modificaciones y nuevas coordenadas que toma el cuerpo en la postmodernidad.
En Credere, Obbedire, Non Battere (Creer, Obedecer, No Dañar), Giovanni Dall’Orto examina la homosexualidad en Italia a través de un análisis de fuentes etnográficas, incluyendo la experiencia de personas sobrevivientes al exterminio fascista. Como es sabido, la investigación de Dall’Orto fue pionera en iluminar la persecución, maltrato y desaparición de personas no heterosexuales durante el régimen totalitario que sacudió a Italia por dos décadas. Mientras que en el número anterior de Aesthethika Dall’Orto argumentó que la homofobia es intrínseca a la lógica fascista, en esta segunda parte el autor distingue características típicas de la homosexualidad rural en la península Mediterránea, ilustrando de esta forma la relación entre geografía, subjetividad e historia.
Tomando como punto de partida la serie televisiva Buffy, la Cazavampíros, y repensando la noción de lo abyecto de Julia Kristeva, el artículo de Rob Cover (Re)Cognising the Body: Performativity, Embodiment and Abject Selves in Buffy The Vampire Slayer ([Re]Conociendo el Cuerpo: Performatividad, Corporización y Sujetos Abyectos en Buffy, La Cazavampiros), se adentra en la relación entre subjetividad, identidad, y coherencia corporal. El autor estudia la transformación que sufre el personaje central de la serie a lo largo de años y revela el ideal cultural por lograr una coherencia imaginaria (corporal, sexual, cognitiva), ideal que tanto Buffy como otros personajes de la serie no terminan de desafiar.
En la sección artículos breves, también Daniel Zimmerman interroga la figura del vampiro. En este caso, el autor parte de una intervención de Jacques Lacan donde se equipara al vampiro con el lactante para describir algo de la pulsión—esta referencia es casi contemporánea en la obra de Lacan con las maquinas deseantes del Anti-Edipo de Deleuze y Guattari. De acuerdo a Zimmerman, esta imagen ilustra la deriva de goce propia de la pulsión oral.
Por último, cabe elogiar la obra que abre esta editorial y que es también la que da la bienvenida al sitio de este número de Aesthethika. Se trata de una imagen del fotógrafo Italiano Mario Cresci que evoca los rostros angélicos extáticos del renacimiento Italiano. En este juego imaginario, sin embargo, el éxtasis sobreviene gracias al movimiento de reflexión del sujeto que se sabe mirado. Efectivamente: se trata en esta imagen de un rostro cuyo goce adviene gracias a la captura que de este cuerpo hace la mirada del voyeur. Queda en el espectador de la imagen la tarea de concebirse como sujeto mirado (identificándose así con el rostro gozoso), imaginarse mirando
(identificándose con el sujeto que mira), o alternar con ambas o ninguna de estas posiciones a la vez.
Miguel Malagreca & Juan Jorge Michel Fariña
Editores de Aesthethika
Universidad de Illinois at Urbana-Champaign, EE.UU.
Universidad de Buenos Aires, Argentina