Volumen 5
Número 2 Abril 2010 - Agosto 2010 Publicación: Abril 2010 Matemática y arte: el ser y el acontecimiento
Resumen
La cuestión de la nominación, presentada por Lacan en el Seminario 22 permite discutir el modo en que se presenta la cuestión del padre en los casos de apropiación de menores. La novedad que Lacan introduce en este seminario es que esa versión del padre –pére-versión- que anuda a los hijos y a las generaciones, posibilitando el lazo social, puede ser una nominación imaginaria, simbólica o real. Se trata de un cuarto anillo, que mantiene unidos a los tres registros, distinguiéndolos al redoblar alguno de los tres. Se trata de la anticipación del concepto de sinthome introducido por Lacan en su seminario siguiente como reparación del lapsus del nudo. El presente trabajo discute estas complejas cuestiones a partir del tratamiento terapéutico de una niña que fue objeto de apropiación ilegal por parte de la dictadura militar argentina 1976-1983. La ulterior restitución de la niña a su legítima familia y el abordaje clínico del caso, evidencian que el lapsus del nudo puede ser entendido como traumatismo y la nominación/sinthome como su tratamiento.
[pp 16-23]
Nudos de la apropiación: aplicación de la teoría de nudos a un caso clínico.
María Elena Domínguez
“Anudarse de otro modo, es lo que hace lo esencial del complejo de Edipo, y es en eso que opera el análisis”. “El cuerpo no entra en la perspectiva analítica más que en tanto que hace orificio, y que se anuda a algo simbólico o real”. Jacques Lacan, (1975) Seminario 22:“R.S.I.”
1. La apropiación de niños ¿una cuestión de nominación?
La cuestión de la nominación, o del padre como nombrante presentada por Lacan en el Seminario 22 [1] nos permite dar una nueva vuelta de tuerca sobre el tema del padre en los casos de apropiación [2], justamente al ubicar una función del padre que no queda subsumida al significante del Nombre del Padre, ni al registro simbólico en tanto tal. En efecto, la novedad que Lacan introduce en este seminario es que esa versión del padre -père-version- que anuda a los hijos y a las generaciones, posibilitando el lazo social, puede ser una nominación imaginaria, simbólica o real. Es un cuarto anillo, que mantiene unidos a los tres registros, distinguiéndolos al redoblar alguno de los tres.
La noción de nominación anticipa así en “R.S.I.” el concepto de sinthome introducido por Lacan en su seminario siguiente como reparación del lapsus del nudo (Lacan, 1975-76). Pero el lapsus del nudo puede ser entendido ya como traumatismo y la nominación/sinthome como su tratamiento… aun cuando este tratamiento pueda tener una duración limitada.
Así, si el trauma de la apropiación puede abordarse como golpe real que afecta al parlétre, arrancándolo violentamente de un sistema de parentesco para incrustarlo en otro sin que medie tramitación simbólica alguna, ello genera en cada caso diversas respuestas sinthomáticas. De este modo, desamarrados de una cadena generacional los hijos del trauma de la apropiación, uno a uno, se reanudan, intentando suplir las denominaciones de parentesco que instituyen un orden en las generaciones por la instauración de los tabúes que anudan y trenzan el hilo de las estirpes (Lacan, 1953). Es decir, se procuran un padre que nombre, un padre sinthome… pero ¿cuál? Responder a ello implicará formalizar los anudamientos y des-anudamientos caso por caso.
Tomaremos en lo que sigue el caso de P. primer niña restituida por orden judicial y por pruebas genéticas en 1984, para tratar de escribir un nudo que situé alguna nominación, algún decir paterno que haya hecho acto. En todo caso se tratará de especificar qué tipo de nudo, qué anudamiento se ha producido allí a partir de aquellas marcas aportadas por su agente de crianza: el apropiador.
Procuraremos también jugar con ella a los nudos, tal como lo propone la pequeña a su analista al recortar las vueltas que le permiten encontrarse o des-encontrarse: momento en que se desbarata el sinthome que la amarra –vía la interpretación (Lacan, 1974-1975: p. 18)-. Ocasión para volver a anudar-se en el encuentro con esa analista, para una decisión que produzca un sujeto.
2. Juguemos a los nudos en el caso P.
P. es una niña que fue secuestrada en mayo de 1978 a los 23 meses de edad junto a sus padres en un país limítrofe. Los apropiadores la vuelven a inscribir en el Registro Civil, en la Argentina, con datos filiatorios falsos, como hija propia y como recién nacida –modalidad muy común entre los integrantes de las fuerzas de seguridad para borrar los datos del origen, y en este caso, las huellas de lo vivido con sus padres-. A P. se la obligó a vivir de acuerdo a la edad impuesta por el apropiador lo que le implicó un atraso de dos años en su ingreso al sistema escolar, entre otras cosas.
No obstante, la niña logra retener su nombre propio pues era el único al que respondía: P. siendo incluido en su “nuevo” documento falso. Pero, así como logró retener su nombre, por otro lado, detiene su crecimiento óseo en dos años –palpablemente la edad que tenía al momento de la apropiación-. Esta cuestión fue detectada con posterioridad cuando se inician las acciones legales para su restitución a partir de los exámenes médicos forenses periciales.
Ubicaremos aquí una primera marca del decir paterno, aislando dos vertientes: a) la sumisión de la niña a los dichos del apropiador… su sumisión al goce de Otro, y b) un punto de resistencia del inconciente a la apropiación (Lo Giúdice, 2009)… resistencia a abandonar ese decir paterno Otro recortado en su nombre propio, que se niega a dejar caer.
Localizamos así una primera nominación imaginaria (inhibición), que deja espacio para que un real se imaginarice: el goce del Otro. Ubicamos allí una marca de la apropiación. Ese decir del apropiador anuda un cuerpo, inhibiéndolo. Es a partir de ese decir que P. se hace un cuerpo inhibido. Queda redoblado ahí el registro de lo imaginario, produciendo una inhibición (l) en su crecimiento óseo. Su escritura en función del sinthome sería IlR S. [3]
Entonces, el detenimiento en el crecimiento señala la inhibición. Reparación sinthomática que localiza, retroactivamente, el doble lapsus entre imaginario y real y que evidencia ya un modo de lazo con los agentes de su crianza: una respuesta posible. Pero tal como lo hemos señalado ese nudo deja espacio para la inclusión de otro elemento, la segunda vertiente antes indicada, una vuelta más: la ligazón a ese decir paterno Otro que escribimos en nuestro diagrama como un apéndice agregado al nudo de la nominación imaginaria. Ubicamos allí la identificación del nombre propio que resiste a dejarse caer: P. Entre real y simbólico el nombre propio se escribe como letra resistente del síntoma (∑). Este es el anudamiento con que la niña llega al análisis [4].
Ahora bien, ese decir Otro puede comenzar a ser leído por ella a partir de la restitución jurídica: el juez D’Alessio le ∑ dice a la pequeña que ella se va a ir con la mamá de su mamá –expresión aportada por el equipo de psicólogos de Abuelas para procurar incluirla en un lazo generacional-. Pero por sobre todo cuando P. escucha el modo en que ella llamaba a su papá siendo niña: C., deformación del nombre debido a su corta edad. Momento mismo en que decide irse con su abuela y acepta ver las fotos suyas de bebé.
Los nombres –del padre- le permiten a P. historizar(se), enlazarse y reconocerse en un lazo filiatorio que la incluye en una serie generacional. Marcas de lalengua. Restos de lo visto y oído que se recuperan en dicho acto y que le posibilitarán a la sujeto leer esa primera marca –lectura del nudo que reanuda- y hacerse un cuerpo –conmoción de la inhibición- [5].
Recortaremos tres tramos del análisis de P. que posibilitarán justificar el nudo presentado y postular, a su vez, un nuevo nudo producto del encuentro de P. con esa analista.
Primer tramo: “De lo roto al olvido”
“Las Barbies”. Durante varias sesiones P. traía al consultorio una valijita con sus barbies y la ropita de ellas. Luego de un tiempo se pregunta el porqué de dicho traslado y aparece la necesidad de “dejarlas ahí”. Un día, en relación a una barbie que se le había roto comentó: “nunca se va a poder arreglar… se perdió”. La analista le pregunta ¿se perdió? La niña entonces toma unos títeres de dedos y arma una familia de pollitos: mamá, papá y unos hermanos y realiza un relato.
“La ficción de las pollitas”. Es una historia que cuenta como una pollita salió a pasear con sus hermanos y su mamá y se olvida de volver. La mamá, el papá y los hermanos pollito salen a buscarla pero no la encuentran. Luego de mucho tiempo cuando la pollita se da cuenta que se había quedado en una casa que no era la suya decide volver, pero ya no encuentra el camino. Finalmente logra hallar su casa, pero tenía miedo de que el papá gallo estuviera enojado. Él, primero la reta, pero luego la perdona y la deja ir a jugar con sus hermanos a los que ella les cuenta todo lo sucedido durante su pérdida.
“Perdete que te encuentro”. P. comienza a jugar a encontrar a su analista. Otro uso para la analista que actualiza el encuentro con su abuela, pero también la emergencia de la angustia: “¿dónde estabas? yo fui y vos no estabas”. Pregunta que devela el desencuentro, la angustia del desencuentro a partir de un error de la pequeña que confunde el día de la sesión y llama a su analista para reclamarle [6].
Pasaje de lo roto a lo que se perdió. De la pérdida de la barbie a su propia pérdida. Un cuerpo roto, perdido, olvidado entra en escena. Habla de dos embarazos y se mezcla la secuencia temporal: “se fue la primavera, llegó el invierno y pasaron nueve meses y llegó el invierno y pasaron nueve meses y llegó el verano”. Por fin está hablando de la doble inscripción del nacimiento. Luego pide a la analista escribir en su carpeta de dibujos su nombre.
En este primer tramo ubicamos un movimiento que conmueve el “nombrar para" [7] al que la condujo el decir del apropiador, procurándole un destino…objeto de goce, dejando de lado la transmisión de la ley por amor. Esa sumisión al goce del Otro, ya no se hace preferir al Nombre del Padre. Se desanuda así la inhibición y ahora es ese decir paterno Otro el que prevalece, a través del reto por el olvido.
Esta ficción nos posibilita leer el modo en que lo familiar se sitúa en la escena del consultorio. Sin poner el acento en lo traumático vivido, ni en la búsqueda de la verdad de lo acontecido sino en la búsqueda del sujeto que la transporta (Lo Giúdice, 2005: p. 97) el deseo del analista –de esa analista en particular- pone en juego –y en el juego- su presencia o su ausencia permitiendo que surja la angustia y la pregunta por la causa, ciertamente del síntoma: el olvido, el olvido del amor al padre, del que no obstante ella se sostiene. Y es que P. se ha procurado un padre a partir de su carencia –la de él… pero también la de ella-. “En esa época era medio tonta no preguntaba” frase proferida por P. respecto de su convivencia con el apropiador.
Una nueva reparación sinthomática se constituye, durante su análisis, a partir de un síntoma analítico: el olvido. Así en ese presente temporal, en ese consultorio, con ese objeto analista y por medio de esa ficción inicia la cuenta de sus pérdidas, contabiliza sus agujeros [8] y sus encuentros: lo roto, lo olvidado y lo recordado… permitiéndole a la sujeto historizarse, hysterizarse. Se lee en lo que sigue.
Segundo tramo: “Juguemos a los nudos porque tengo que armarlos de otra manera”
P. pide jugar a un juego que jugaba con la terapeuta anterior a la restitución: los nudos. Se trata del “juego de garabatos” de Winnicott. Para este autor, el juego es heredero del objeto transicional y del espacio transicional y su desarrollo se da topológicamente en un área que no pertenece ni al mundo interno de la persona, ni al externo. Una zona tercera, que le posibilita crear(se) en ese encuentro entre terapeuta y paciente.
Este juego tiene algo para decir. Como el síntoma, porta un mensaje a ser descifrado o cifrado, propiciando que se comunique la falla del nudo, re-anudando. Mientras dure, en el momento de máxima confianza, el sujeto será encontrado si juega en presencia de un verdadero Self.
Piedra libre para P. ¡te encontré! Un encuentro en los nudos para la que se perdió y olvidó como regresar. Y es que cuando P. jugaba a ese juego con una psiquiatra antes de la restitución ella le decía que una señora que estaba loca se hacía pasar por su abuela y la quería robar. Ahora en este nuevo juego con esta analista P. puede re-anudar el nudo, así hace una cara y dice: “es una nena”, la analista hace una más grande, la niña agrega un pañuelo y dice: “mí abuela síí que es importante, es más famosa que yo, ella me buscó y me encontró”. Agreguemos nosotros no se olvidó de ella. Redoblamiento del olvido introducido en la ficción de las pollitas en el primer tramo que lo sinthomatiza.
Situamos aquí la ocasión para la producción de un sujeto nuevo en P. a partir de un novedoso anudamiento sinthomático. ¿El sínthoma?: el olvido que pone en juego su responsabilidad por el primer anudamiento y posibilita uno nuevo. Un síntoma-metáfora (Schejtman, 2008a) (∑M) –el olvido metaforiza, sustituye la pérdida- entre simbólico e imaginario, con función de sinthome. Nominación simbólica (síntoma) cuya escritura en función del sinthome sería S ∑ I R. Pero este síntoma-metáfora se apoya en el nombre P. –síntoma-letra (Schejtman, 2008a) (∑L), síntoma fundamental (Schejtman, 2008b) del parlétre, escrito entre real y simbólico [9]- que ya en el tiempo anterior señalaba el lugar de la resistencia del inconciente a la apropiación.
Ahora P., reteniendo su nombre, anudando una y otra vez ese nombre a su linaje, al nombre de su abuela y al de su padre, logra sustraerse del ser “nombrada para” tanto como de la inhibición, solución inicial que el primer nudo aportaba. De allí un último tramo que señala la prevalencia de ese decir paterno Otro, que le proporciona también un cuerpo. Retomamos aquí nuestro segundo epígrafe “el cuerpo no entra en la perspectiva analítica más que en tanto que hace orificio, y que se anuda a algo simbólico o real” y en P, efectivamente, su cuerpo se anuda ahora de otra manera al decir paterno (ver segundo nudo, en el que el síntoma-metáfora repara y localiza el lapsus entre simbólico e imaginario): su crecimiento óseo alcanza en ese tiempo parámetros normales y el olvido puede ser leído y no encarnado.
Tercer tramo “Le saqué la lengua”
Un llamado telefónico a la analista durante un impase del tratamiento para relatarle un suceso: el apropiador la había esperado en la puerta de su casa y la llama por su nombre. P. sale corriendo, pero se da vuelta y le saca la lengua. Ella comenta: “le saque la lengua, era lo único que se me ocurrió”. Si la lengua crea parentesco (Lo Giúdice, 2005: p. 80) quizás podamos leer en ese acto la escritura de otras marcas de la lalengua, aquellas de las que P. ahora decide prenderse. Solo resta preguntarnos ¿habrá conseguido con este anudamiento forjarse una nueva hystoria (Lacan, 1976-77; Godoy, 2005)?
Referencias
Abuelas de Plaza de Mayo. (1997) Restitución de niños, Buenos Aires, Eudeba, 1997.
Godoy, C. (2005) “La armadura histérica y sus fracasos”. En Memorias de la XII Jornadas de Investigación. Primer Encuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR: “Avances, nuevos desarrollos e integración regional”, Secretaria de Investigaciones, Facultad de psicología, UBA, Bs. As., 2005, T. III, pp.88-90.
Lacan, J. (1953) “Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis”. En Escritos 1. Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 1992, pp. 227-310.
Lacan, J. (1974) El seminario. Libro 21: “Los no incautos yerran”. Inédito.
Lacan, J. (1974-1975) El seminario. Libro 22: “R.S.I.”. Inédito.
Lacan, J. (1975-76) El Seminario 23: El sinthome, Buenos Aires, Paidós, 2006.
Lacan, J. (1976-77) El Seminario 24: L’insu que sait de l’une bévue s’aile à mourre. Inédito.
Lacan, J. (1977-78) Seminario 25: “El momento de concluir”. Clase del 11-4-78. Inédito.
Lo Giúdice, A. (1999) “Lo que se restituye en un análisis”. En Psicoanálisis de los derechos de las personas, Buenos Aires, Tres Haches, 2000, 25-35.
Lo Giúdice, A. (2005) Psicoanálisis: restitución, apropiación y filiación. Centro de Atención por el Derecho a la Identidad, Lo Giúdice Comp., Buenos Aires, 2005.
Lo Giúdice, A. (2009) “La apropiación de niños una lógica concentracionaria”. Ponencia del Simposio “Derecho a la Identidad: Restitución, Apropiación y Filiación” 1er Congreso Internacional en Psicología. XVI Jornadas de Investigación y 5º Encuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR. Inédito.
Schejtman, F. (1996) “RSI… ∑”. En La trama del síntoma y el inconciente, Serie del Bucle, Buenos Aires, 2004, 117-130.
Schejtman, F. (1997) “ ∑ + S”. En La trama del síntoma y el inconciente, Serie del Bucle, Buenos Aires, 2004, 135-146,
Schejtman, F. (2002) “Sinthome” En La trama del síntoma y el inconciente, Serie del Bucle, Buenos Aires, 2004, 174-161.
Schejtman, F. (2008a) “Síntoma y Sinthome”. En Ancla 2 “Encadenamientos y desencadenamientos I”, Revista de la Cátedra II de Psicopatología, Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires, 2008, 15-59.
Schejtman, F. (2008b) “Introducción de la trenza”. En Ancla 2 “Encadenamientos y desencadenamientos I”, Revista de la Cátedra II de Psicopatología, Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires, 2008, 211-267.
[2] La investigación que vengo realizando sobre “El padre en la apropiación”, que constituye mi tema de tesis, aborda la función paterna –especialmente el distingo y anudamiento entre el padre imaginario, simbólico y real- con el objetivo de plantear soluciones a algunos problemas que presenta la apropiación de niños referidos especííficamente a la pregunta: ¿qué es un padre? ¿quién es el padre? Aquí se aborda un apartado especial en torno al nombre del padre como nominación… ¿imaginaria?: inhibición pero también simbólica
[3] Notación introducida por Fabián Schejtman en el curso.
[4] Tomamos la idea de la escritura de este “doble sinthome” del modo en que Fabián Schejtman planteó en el curso “Clínica psicoanalítica y teoría de nudos” un estadio del sííntoma en Dora y destacamos el carácter borromeo –neurótico- de este encadenamiento.
[5] Señalemos que durante el análisis su desarrollo alcanzó los parámetros esperables para su edad cronológica.
[6] Esto acontece luego del retorno de la pequeña de sus vacaciones en las que viajó al paíís donde fue secuestrada.
[7] Lacan, J. (1973-74) Seminario 21: Los no incautos yerran. Inédito, 19-3-74.
[8] Cf. Lacan, J. (1977-78) donde afirma: “El nudo del agujero, con su puesta en plano, es esencial, pues es el único principio para el cómputo de los agujeros” y “poner en plano algo, sea lo que fuere, siempre sirve”.
[9] Nuevamente tomamos la escritura del “doble sinthome” de las clases de Fabián Schejtman en el curso.