Cuando la autoridad desaparece, la esperanza se desdibuja y la autoconservación ocupa la centralidad, es propio de la colectividad el padecimiento de graves fisuras. Así, la pugna, la subordinación y el caos, concebidos negativamente, acaecen. Parece que la naturaleza humana supone, como estimaba Thomas Hobbes, el conflicto y el peligro permanentes; y esta película la muestra a través de aquellos que se distinguían por su inocencia: los niños.