Con sus jardines de letras Platón juega (paízein). [1] A veces, con cara amenazante, juega a echar a los poetas de Kallípolis, incluidos los venerados Homero y Hesíodo, si sus palabras no hacen a los hombres mejores ni los ayudan a descubrir la verdad sino que, por el contrario, los conducen a la ruina con su pirotecnia de ilusiones ópticas. [2] No obstante, a su vez, es él mismo quien se calza el bonete de brujo y nos fascina, [3] cual niños estremecidos, [4] con fantásticos cuentos del más allá y el más acá, en los que nos enfrenta a inquietantes misterios de nuestra existencia. [5] Pero el filósofo ateniense también es un bufón que tilda a sus propios escritos de divertidas bromas para entretenerse en la olvidadiza vejez, [6] al tiempo que juega a las escondidas con la casi silenciosa ausencia de su presencia. [7] Y es así como, cada vez que intentamos fijar nuestra mirada sobre el real propósito de sus preciosos textos, solo su sonrisa maliciosa de gato Cheshire queda flotando [8] para lanzarnos a la intemperie de la búsqueda de otra respuesta, o más bien a la formulación de una nueva pregunta. [9]
Hay, no obstante, una certeza en quien ha dejado que lo inunde el exquisito narcótico (phármakon) de sus palabras: [10] ese delicado filigrana de paciente tejido no puede haber sido ensartado sin un Éros constante, el cual logra con su ardor, como rezan los versos quevedianos, trascender la muerte; [11] mas lo hace en tanto anhelo de procreación en el alma propia y ajena, en nuevas conversaciones impredecibles que se generarán a partir de la vitalidad inextinguible del diálogo platónico. [12] Es por eso que Éros es para él Éros, es decir una terrible divinidad intermediaria –un daímon– y, a su vez, cuando sus alas se robustecen lo suficiente con el alimento de la auténtica belleza, incluso un dios –un theós. [13]
Desde hace ya una década nuestro grupo de investigación, bautizado con el nombre de Élenchos, [14] ha tenido la vocación de participar en este “juego en serio” [15] al que Platón nos convoca. Y de este modo, cual retoños germinados de las fértiles semillas de algunas de sus más bellas obras, ha surgido esta cosecha de textos que presentamos hoy aquí.
Tras una introducción a los principios platónicos respecto al arte de la jardinería de los bellos discursos, nos adentramos en las “cinematografías platónicas”. Es que el cine resulta ser, por naturaleza, un primo hermano del diálogo platónico en tanto que los largometrajes constituyen muchas veces el vehículo ideal para “vivenciar” los problemas filosóficos. [16] Así en las películas aquí elegidas –Una giornata particolare (Ettore Scola-1977), Les amours imaginaire (Dolan-2016) y Fresa y chocolate (Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío-1993) se nos hace carne, como en el Banquete y el Fedro platónicos, de qué modo los vaivenes de las relaciones amorosas pueden transformarse en disparadores que nos remonten, en las alas de Éros, a interrogantes últimos sobre el sentido de la vida. En dicha indagación las reflexiones de Platón sobre las paradojas de las “mentiras verdaderas” necesarias para un “mundo feliz” encuentran también ecos cinematográficos en The Village (M. Night Shyamalan-2004).
En cuanto a la Segunda Parte, tras el amable Interludio acerca del teatro platónico como punto de reunión de alma y cuerpo, de theoría y práxis, algunos osamos convertirnos en aprendices de brujo y, remedando al divino Platón, jugamos a producir “grafías” con trazos similares a los de la pluma platónica tales como: una charla de café sobre el amor, en las vísperas de la visita a Roma de Mussolini y ante la noticia del casamiento de un joven parroquiano; el discurso del cocinero del Banquete de Agatón en el que reclama las prerrogativas de su arte en lo concerniente a las cuestiones amorosas; la ensoñada evocación del diálogo de Fedro y Sócrates, quienes abandonan la ciudad tras el cobijo de un templo natural; por último, el reencuentro de ambos personajes una soleada mañana en los Campos Elíseos y la posterior rememoración de Sócrates de su discusión con el profesor Yves Jeanneret sobre tecnologías de la información en un oscuro cibercafé londinense..
Finalmente, en el Epílogo, un retoño más sorprenderá al lector de estas páginas: escondido entre sus pliegues, recibirá, antes de cerrarlas, un beso de despedida...
Referencias
Traducciones
Platón (2015). Banquete, trad. E. Ludueña. Buenos Aires: Colihue.
Platón (en prensa). Fedro, trad. M.A. Fierro. Buenos Aires: Colihue.
Platón (2005). República, trad. C. Mársico y M. Divenosa. Buenos Aires: Losada.
Literatura secundaria
Cornelli G. (ed.) (2015). Plato´s Styles and characters. Between literature and philosophy. Berlin: De Gruyter.
Fierro, M.A. (en prensa). “Sobre la naturaleza del Éros platónico: ¿daímon o theós?”, Eîdos. Revista de Filosofía de la Universidad del Norte.
Fierro, M.A. (2012). “La philosophía según Platón”, en Nudler, O., Fierro, M.A., y Satne, G. (eds.), La filosofía a través del espejo. Estudios metafilosóficos. Buenos Aires: Miño y Dávila. Pp. 85-114.
Michel Fariña, J.J. & Gutiérrez, C. (comps.) (1999). Ética y cine. Buenos Aires: JVE Editores.
Shamir, T. (2016). "Why Philosophy Has Always Needed Cinema", en Cinematic Philosophy. New York: Palgrave Mc Millan: 85-108.
Stenzel, J. (1916). “Literarische Form und philosophischer Gehalt des plato-nischen Dialoges”, Stenzel J. & Stenzel B. (eds.) (1966). Kleine Schriften zur griechisten Philosophie. Bad Homburg: Darmstadt Hermann Gentner.