Antes que la pólvora y la dinamita, las ideas son generadoras de terror al poder. Por supuesto, no las que sostienen el orden establecido, sino las que lo desafían. Ellas son capaces de movilizar muchedumbres dispuestas a morir por defenderlas. Y aun si esto ocurre, las ideas no sucumbirán, quedarán intactas, pues “son a prueba de balas”. Así, la conspiración de V fue inevitable por su ideario, que transmitió a través de símbolos y discursos.