“Dibujos Urgentes, testimoniar en juicios de Lesa Humanidad” de Eugenia Bekeris y Paula Doberti (Editorial Mónadanomada, 2020) es un libro gestado a partir del año 2010, cuando el Tribunal Oral y Federal N°5 prohibió que las cámaras de fotos y videos registren los juicios de Lesa Humanidad. Esa decisión fue para proteger a las Víctimas - Testigos luego de la segunda desaparición de Julio López; sin embargo, esto trajo como consecuencia que los genocidas también quedaran invisibilizados. Por ese motivo la agrupación H.I.J.O.S y el Departamento de Artes Visuales del entonces I.U.N.A (actual U.N.A.) convocaron a "Clases con modelo vivo Gratuitas en Comodoro Py", en referencia a los Tribunales de Justicia situados en la Avenida Comodoro Py 2002 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Ambas autoras, artistas visuales, comenzaron a asistir a los juicios para documentar el proceso, brindando imágenes y notas de lo que escuchaban. Allí donde se prohibió fotografiar y filmar, ellas dibujaron. Dibujos que abrieron un intersticio, “entre el dolor, el recuerdo del horror y la certeza de vivir para contarlo”. De este modo crearon el Colectivo Dibujos Urgentes.
El libro cuenta con la compilación de estos dibujos, las notas de lo escuchado, sus reflexiones, y también textos de Hernán Cardinale, Carlos Rozanski, María Rosa Gómez, Ana María Careaga, Fabiana Rousseaux, Julieta Colomer, Graciela Daleo y Gabriela Sosti.
Dicen las autoras: “Dibujar en los juicios es una manera de acompañar la recuperación de la palabra de quienes fueron violentados, de disponer la escucha atenta para transmitirla al conjunto social. Dibujamos también las declaraciones de los imputados, haciendo visible los discursos prearmados de sus abogados, las intervenciones de los jueces, las preguntas del personal judicial, intentando mostrar todo cuanto acontece en las audiencias” “Comprendimos que nuestro trabajo guarda una información que no fue posible abordarla de otro modo, y que lo que hemos escrito en el papel, permanecerá allí a salvo, como parte del inmenso tejido que va construyendo memoria verdad y justicia”.
Walter Benjamin plantea la historia, no como una reproducción de lo que ha sido, sino como apoderarse de un recuerdo cuando éste relampaguea en un instante de peligro. Tal vez por ello, los dibujos se han tornado urgentes, por la necesidad de anclar lo que permanece hoy desaparecido, sin rastro.
Escribir y dibujar lo cercenado de la historia implica un acto de lucha por la dignidad; por dejar huellas que permitan ir sanando una herida abierta en nuestra sociedad.
El testimonio de Carlos Leibovich, escrito y dibujado en el libro, plasma el trabajo que implica ir curando el dolor de años. Relata que estuvo presente cuando se hicieron las excavaciones del Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio El Atlético. Entre los escombros, se hallaron diversos objetos, entre ellos, una pelotita de ping pong, que volvía real los relatos de los sobrevivientes acerca de escuchar a los represores jugando partidos. Carlos cuenta que recién cuando vio la pelotita (30 años después de estar allí detenido ilegalmente) dejó de rebotarle adentro de su cabeza y pudo dormir con la luz apagada.
Lo traumático es lo que continúa torturando, como si el tiempo se hubiera detenido y el sujeto quedara suspendido en un limbo, portando la memoria de lo ominoso, imposible de simbolizar. Esa memoria que, como dijo Freud, no sucumbe al desgaste, arrasando al sujeto.
¿Cómo curar esa herida que no deja de sangrar? ¿Cómo hacer con lo innombrable, con eso que la palabra no alcanza a decir?
Viene a mi memoria la película “Shoá” de Claude Lanzmann, donde el vacío se va tejiendo, respetando lo imposible de decir. Comprender, para él, resulta obsceno.
Entonces… ¿Podrá el recuerdo permitir simbolizar sin avasallar al sujeto, dejando aire para respirar?
Tal vez por eso Theodor Adorno sentenció que no hay poesía después de Auschwitz; porque es imposible de simbolizar. Sin embargo, paradojalmente en su texto “Sobre la música” dice que el arte es una forma de conocimiento no discursivo.
¿Podrá el arte, en su más allá de la palabra, bordear lo horroroso, para devolver la dignidad subjetiva?
Dibujos Urgentes plasma en acto esa apuesta.