El pastor Fritz Jahr, oriundo de Halle, ha acuñado en 1926 el término y el concepto de bioética como una nueva disciplina académica y una virtud universal además de describir su significado pedagógico. Apoyándose y continuando con el enfoque de Immanuel Kant define al imperativo bioético: ”Fundamentalmente cuida de cada ser vivo como un fin en sí mismo y trátalo como tal según la posibilidad”. Basándose en estudios comparativos fisiológicos y psicológicos extiende él así el imperativo categórico kantiano a todas las formas de vida. Su visión de una nueva materia interdisciplinaria y una nueva ética global en relación con la naturaleza y el medio ambiente estaban hace tiempo olvidados. Recién hoy vemos, que el metódico y conceptual cambio de paradigma de Jahr en su apreciación por la vida, por las formas de vida y espacios vitales abren perspectivas para las ciencias de la naturaleza y el medio ambiente, como así también para las ciencias de las organizaciones, la Axiología y ciencias de la cultura.
El imperativo bioético es integrador en la medida en que el mundo biológico y el mundo humano son entendidos en conjunto como un gran organismo viviente y para ambos se exige respeto por la vida y su organización.
Esto se muestra en una media docena de áreas, para las cuales el concepto integrador denominado BIOS por Jahr -Vida- puede resultar orientador para la expansión de la cultura y la civilización, por supuesto lo mismo rige para el desarrollo de la ciencia y la investigación y para el arte y la pedagogía:
(1) Ciencia y sociedad: ellas deberían también orientarse a su aplicación y por ese motivo sentirse responsables indirectamente. Jahr deja claro en varios artículos que el imperativo bioético no pertenece a la torre de marfil de las ciencias alejadas de la sociedad. La ciencia y la sociedad deben integrarse mejor y los problemas éticos deben ser mejor traducidos y transmitidos.
(2) La teoría y la práctica: El pastor Jahr critica las luchas de credo interinas de la iglesia de su tiempo y exige una interacción de las creencias religiosas y los trabajos de caridad sugiriendo un diálogo ecuménico e interconfesional.
(3) Las relaciones públicas y el diálogo abierto: la prensa especializada no puede pasar por alto los interrogantes éticos y las discusiones, así por ejemplo la investigación psicológica o con animales y la prensa no deben hacerse preguntas bioéticas. Los artículos y libros especializados no son leídos por un público amplio. Por ese motivo tiene precisamente el bioético la obligación de asumir un rol activo en el discurso público y en la formación de la opinión pública.
(4) Pedagogía progresista: las clases escolares son para el pedagogo Jahr siempre clases generadoras de formas de pensar. Las ciencias naturales educan para la exactitud y la veracidad, la biología para el entendimiento y el amor hacia la naturaleza y la vida; la música, el dibujo, la costura construyen el pensamiento estético; la gimnasia y el deporte fortalecen mente y espíritu; educan para la camaradería y la equidad.
(5) Mundos visibles e invisibles: para el teólogo Jahr es evidente también incluir “mundos invisibles” dentro del modelo de Bios. Esta es una posición integradora, que nos puede parecer conocida de la física cuántica moderna pero que hoy en día no juega ningún papel para muchos contemporáneos: mundos invisibles, mundos más allá de la física experimental y tangible del aquí.
(6) Actividad y reposo : Jahr encuentra una aplicación del imperativo bioético en el comportamiento dialéctico necesario para la vida entre actividad y reposo. El día domingo como día de descanso es para el pastor de Halle un día libre, biológica y bioéticamente necesario, tanto para creyentes como para no creyentes.
Esta edición en español de las obras de Fritz Jahr promoverá con seguridad un trabajo con continuidad en el ámbito internacional. En su tiempo Jahr no tuvo éxito ni en la iglesia ni con el público intelectual o académico. El tiempo no estaba aún maduro para la bioética. Problemas de salud propios y familiares sumados a la falta de posibilidades que lo motivasen seguramente afligían a Jahr. Desde la perspectiva del siglo XXI propone Jahr sin embargo un cambio de paradigma significativamente argumentativo. El marcó una pauta metodológica y argumentativa para una bioética del futuro que es global e integradora de los problemas del siglo XXI. Que puede ser discutida académicamente y permite ser llevada a cabo activamente en el ámbito social. Sus aportes son cortos y escuetos, como deben ser los buenos sermones de un pastor. Ellos nos alientan a no perder de vista el enfoque bioético a la luz de nuevos hallazgos científicos y sociales y a seguir desarrollándo.
Los modelos mecánicos de procesos biológicos son más complejos que los de Descartes y Kant. Las ponderaciones bioéticas son más complejas que prestar atención a las reglas formales. Se ha dicho que el siglo XXI será el siglo donde las ciencias biológicas superen a las ciencias físicas y químicas: lo mismo podría regir para la bioética en relación a los tradicionales códigos civiles y penales y las inoportunas formas de ingeniería social.
La transmisión de modelos interactivos complejos y la ponderación en la metodología y la estrategia de las ciencias naturales, económicas y axiológicas promueven un cambio de paradigma del pensamiento y la actuación como los deseados por Jahr:
(1) En el área de las ciencias naturales: los retos actuales y futuros son los de traducir las áreas de investigación para que sea posible un entendimiento mutuo y reflexionar acerca de los resultados científicos y sociales de una manera ética y cultural y estar preparados para tal discusión , o sea para la evaluación de riesgos éticos y culturales.
(2) En el área de las finanzas y ciencias de las organizaciones: los retos actuales y futuros son comprender la gestión, servicio y producción como procesos vivientes, que se dejen representar solo parcialmente como modelos mecánicos y planos. La explicación de las rutinas laborales en las clínicas, en la administración y en la producción son complejas y son más comparables con sistemas biológicos y mundos interactivos que con máquinas mecánicas.
(3) Área axiológica: los retos actuales y del futuro incluyen realizar un nuevo análisis e interpretación de las interacciones comunicativas, sociales, culturales y políticas entre nosotros como individuos y como comunidad. También que la naturaleza cultivada por nosotros sirva de ejemplo a ser transmitido desde la naturaleza y el medio ambiente al mundo del trabajo y de nuestra vida como seres humanos.
Sabemos a través de los estudios de Thomas Kuhn, que las revoluciones científicas no son planeadas y que rara vez pueden ser dirigidas. El cambio de paradigma en la ética, la cultura y la sociedad siguen menos reglas todavía. En el año 1926 y posteriormente Fritz Jahr propuso un cambio de paradigma tanto para la ciencia y la investigación académica como para la cultura de la formación de pensamiento. Este cambio de paradigma, que incluye un alejamiento de la racionalidad técnica y de las leyes de buenas costumbres exclusivas entre los seres humanos para acercarse a la empatía y la bioética, puede tener una gran importancia para el siglo XXI.
Mientras tanto hemos hecho nuevas experiencias – buenas y malas en el contacto con la naturaleza y la técnica y con nosotros mismos – y por eso podemos tener una mejor comprensión del visionario cambio de paradigma de la bioética, propuesto por Fritz Jahr como nueva disciplina y forma de pensar. De esta manera también se podría confirmar la esperanza de van Ransselar Potter de concebir a la bioética como una “ciencia de la supervivencia” (1970) que solo cuida a la naturaleza por puro egoísmo humano. Esta ciencia cuida las integraciones e interacciones en naturaleza y sociedad y la recicla y cultiva para futuras generaciones de seres humanos y sus culturas bioéticas.
El motivo principal para ello es el imperativo bioético tal como Jahr desde 1926 fundamentó desde una ética social y humana: “Fundamentalmente cuida de cada ser vivo como un fin en sí mismo y trátalo como tal según la posibilidad”.