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Volumen 9
Número 1

Septiembre 2013 - Marzo 2014
Publicación: Septiembre 2013
Stanley Milgram
50 años después


[pp. 86-92]

We Do What We’re Told: Stanley Milgram en la cultura popular

Álvaro Lemos
Juan Jorge Michel Fariña

Hacia fines de los años 70, poco después de que Stanley Milgram publicara su célebre libro sobre la obediencia, el músico Peter Gabriel se interesó en el experimento y compuso una canción, difundida como We Do What We’re Told, la cual comenzó a interpretar en sus recitales.

Estas versiones en vivo precedieron por mucho la grabación del tema, que se incluyó por primera vez en su álbum “So”, de 1986. [1] La idea de Gabriel era justamente que la gente escuchara la canción sin conocerla anticipadamente, de manera que el público coreara el estribillo “Hacemos lo que nos dicen”, sin advertir el alcance de la frase.

De hecho, el título de la canción se completaba con “Milgram´s 37” en referencia a una de las variantes del experimento, en la cual el sujeto que enviaba las descargas lo hacía mientras otro, que formaba parte del equipo, obedecía de manera automática e irreflexiva. Este "otro", venía a reforzar la identificación al semejante. En esta versión, 37 de los 40 sujetos llegaron a los 450 voltios. Así “los 37 de Milgram” representan al yo-masa que obedece órdenes reñidas con su sistema moral, cuando éstas son impartidas en nombre de un ideal con el que se identifica.

Una analogía musical del experimento

Desde el punto de vista musical, se trata de un tema casi íntegramente instrumental que comienza de manera pausada para ir incrementando su fuerza hasta el clímax en el que Gabriel introduce la frase We Do What We’re Told.

De alguna manera, la estructura misma de la canción recrea el in crescendo de las descargas y el consecuente conflicto moral para el sujeto del experimento. Que en el momento culminante de la canción la multitud coree entusiasmada la frase “Hacemos lo que nos dicen”, constituía una evidente alegoría, una puesta en acto del experimento mismo.

Luego de un inicio armónico y relativamente relajado, al minuto se escucha un acorde disonante que se repetirá a intervalos regulares –alusión a la serie de descargas previstas por el generador de MIlgram. Superado el clímax del We Do What We’re Told el tema agoniza poco a poco, dejando al oyente con lo que podría ser el eco ominoso de las pulsaciones cardíacas.

La canción es un rock lento (con un compás de 4/4 de apenas 75 bpm), en la tonalidad de Sol sostenido menor. Está construida esencialmente para que destaque el sonido de la guitarra principal, la cual está modificada de su sonido original con un pedal de efectos que por nombre, lleva en inglés el de “Overdrive”: es decir, “sobre carga”. La distorsión, en los pedales analógicos de aquellos años, no se daba más que por una sobrecarga de los circuitos eléctricos, ya sea del pedal en sí, o de los amplificadores que contaran con esa tecnología. Con lo cual, la hipótesis vertida sobre el significado de esos acordes, es decir, que intentarían ser una alegoría de las descargas que sufría el supuesto “alumno” del experimento, se ve apoyada también desde este aspecto de la tecnología implicada en la grabación.

Los efectos musicales se completan con voces que esporádicamente expresan algo así como un lamento espectral (que aparece suavemente desde el trasfondo musical, después de que suena el primer acorde), y otro set de guitarras (o tal vez otro piso del sintetizador) modificadas en su sonido con un efecto de “delay”, las cuales comienzan a proferir lo más parecido a un quejido, tras el acorde (o en el caso del experimento, la descarga) número 9, que en el caso del experimento, correspondían al intervalo de shocks caracterizados en la máquina como “Strong Shock” (“descarga fuerte”), punto en el cual el “alumno” comenzaba a quejarse a viva voz, quejido que leemos, evocan en la composición de Peter Gabriel estas guitarras secundarias.

Cada uno de los acordes principales, corresponde a los llamados “powerchords” (o “acordes poderosos”) utilizados fundamentalmente en el heavy metal o el hard rock. Estos están formados por una tónica, su quinta, y la octava inmediata de la tónica. En la canción, entran en el compás número 15, en el primer tiempo, o sea, el tiempo más fuerte del compás. Son sólo cuatro acordes: La5, Sol5, Re5, y Do#5:

Se repiten de manera periódica cada dos compases (dura una redonda cada acorde), hasta que el acorde número 16 es tapado por el clímax, el momento álgido de la canción: la auto defensa de quien realiza las descargas, que casi a los gritos repite una vez más aún: “¡hacemos lo que nos dicen!”, tapando quizá la voz de su conciencia, frente a lo que sería la descarga de transición entre los intervalos de “descargas fuertes” a las “descargas muy fuertes” (el tablero tenía 30 interruptores, recordamos).

Lo cual por otra parte es a esta altura relativamente indiferente, ya que en base a los abrumadores resultados de la eficacia de este dispositivo para lograr la obediencia de las personas (y de sus numerosas réplicas), podemos preguntarnos: ¿hubiese habido alguna diferencia entre 15, 30, 100, o el número que se nos antoje de interruptores? Gabriel parece sugerirnos que no. Las guitarras-shocks continúan tras el grito de defensa desesperado “¡hacemos lo que nos dicen!”.

Si bien la última parte de la lírica de la canción es, como dijo el mismo Gabriel, una voz de esperanza, no deja de hacernos notar que por detrás de esa esperanza, hay un dispositivo de obediencia que sigue funcionando de manera intacta, descarga a descarga, -sólo acallado por esta voz en desacuerdo-, que no cesa en su eficacia, tan sólo se pierde en el silencio tras la denuncia. Las guitarras-quejido cesan en el acorde número 20, junto a la expresión “One Dream” (“Un sueño”). La equivalencia matemática nos dice que en ese punto del experimento, casi no se escucha que el alumno produzca sonido inteligible alguno (las descargas ya habrían alcanzado los 300v). A partir de allí, será el “maestro” quien deberá continuar adelante frente a la no-respuesta, y a la incertidumbre que el silencio de quien hipotéticamente estaba sufriendo las descargas. Será quién se verá enfrentado a la soledad más compleja de sortear.

Milgram en la literatura, el cine y el videoclip

Como dato curioso, Sharon Presley, discípula de Stanley Milgram en los años 70, testimonia que en 1979 el representante de Peter Gabriel llamó a Milgram para pedirle autorización porque quería utilizar filmaciones del experimento para que sean proyectados durante sus recitales cuando él interpretaba el tema. Milgram se rehusó argumentando que no acordaba con que la experiencia fuera utilizada como entretenimiento. Sharon Presley estaba en la oficina cuando Milgram recibió el llamado y comenta que luego de cortar el teléfono, Milgram le preguntó quién era Peter Gabriel. [2]

Pero la relación entre el experimento de Milgram y la música popular no terminaría allí. Diez años más tarde, el grupo de rock británico Midget, tituló su segundo LP “The Milgram Experiment”. En la misma línea, dos músicos que, tras separarse de otras bandas, decidieron experimentar musicalmente como dúo, se bautizaron “The Milgram Experiment”. Otras bandas, como Headless Kamikaze con su single “Milgram Experiment” y "The Milgram Obedience to Authority Experiments", son también evidencia de ese fenómeno.

La artista Dar Williams por su parte tiene una canción, llamada Buzzer (incluida en su disco “Promised Land", de 2008), en la cual trata el tema del experimento: “I’m feeling sorry for this guy that I pressed to shock / He gets the answers wrong I have to up the watts / And he begged me to stop but they told me to go / I Pressed the buzzer” (Siento pena por este tipo al que aplico el shock/ Él se equivoca y yo tengo que subir los watts / Él me ruega que me detenga, pero ellos me indican que siga / Presionando el timbre de la electricidad.)

Menos difundida que la investigación sobre obediencia es la serie de experimentos del “Pequeño Mundo” conducida también por Stanley Milgram, y que dio lugar a la noción hoy popular de los “seis grados de separación –que implica que entre dos personas cualesquiera, el “grado” de separación es de 6 individuos. Esta investigación sentó las bases para el surgimiento de lo que hoy se conoce como “social networking”, con sus actualmente masivos y poderosos derivados: Facebook, Twitter, MySpace, LinkedIn.

Milgram ha influido también en el mundo del cine, tanto con sus experimentos sobre la obediencia a la autoridad, como así también con esta última serie de investigaciones sobre el “mundo pequeño”. Entre otras referencias podemos encontrar una película de 1975 protagonizada por William Shatner y John Travolta, llamada The Tenth Level (“El décimo nivel”), y mucho más cerca en el tiempo, Atrocity, también dedicada a recrear el experimento sobre la obediencia.

En el año 1993, se estrenó el film –protagonizada por un muy joven Will Smith–, titulada Six degrees of separation, dedicada a tratar el tema del mundo, entendido como una serie de “pequeñas redes”. Se trataba de una de las conclusiones del experimento del Pequeño Mundo desde la perspectiva de una misma experiencia compartida por varios personajes. La película está basada en la obra de teatro homónima, escrita por John Guare. En el ámbito de la literatura, también se ha escrito The Learners (“Los aprendices”, 2008) en la cual se toca el tema de los experimentos sobre la obediencia.

Volviendo al tema de Peter Gabriel, un clip reciente explota la potencia del We Do What We’re Told, superponiendo la música con escenas de un aula en la que los estudiantes se regodean en la destrucción de los pupitres, siguiendo la inercia de la situación. Sólo uno de ellos se sustrae a la lógica de masa, mirando con preocupación la conducta de sus compañeros. [3]

La escena recuerda el célebre fragmento de la canción nazi en el film Cabaret. También allí los asistentes se pliegan a la lógica totalitaria del “tomorrow belongs to me”, con la sola excepción de un anciano que se muestra escéptico y se resiste a cantar. [4]

Milgram con Freud

Para finalizar, recordemos sin embargo que el factor de obediencia no está ligado a la masa en su sentido de muchedumbre o multitud. Ya en 1921 Sigmund Freud había descubierto que el efecto de masa podía producirse en pequeños grupos y que requiere apenas de tres términos: (a) un líder, o persona de la que emane alguna autoridad, (b) un seguidor de ese líder, que esté dispuesto a obedecerlo en nombre de un ideal compartido; (c) una víctima, que sea depositaria de la agresión que emana de la situación.

Discutiendo con su antecesor, Gustav Le Bon, que había publicado una obra sobre psicología de las multitudes, Freud escribe su “Psicología de las masas y análisis del yo” justamente para despejar esta cuestión nodal de su pensamiento. Como se puede ver, es esta matriz de la masa en su sentido nuclear la que ha sido excelentemente recreada por Stanley Milgram en su experimento.

A 50 años de su primera realización, las manifestaciones del experimento en la cultura popular dan cuenta de su vigencia a la vez que introducen, con su narrativa, la interpelación ética. Desde la recreación teatralizada en el film “I… como Icaro” hasta la canción de Peter Gabriel, la experiencia aparece desprovista de su rigurosidad de laboratorio para desplegarse en el plano social. ¿Podremos hallar en esta suerte de multiplicación dramático-musical nuevas claves para desentrañar el misterio de la obediencia?

Referencias web


Sobre el impacto cultural del experimento de Milgram:

http://en.wikipedia.org/wiki/Milgram_experiment

http://www.newworldencyclopedia.org/entry/Stanley_Milgram

Sobre bandas

Midget, y otras referencias http://www.lrb.co.uk/v26/n22/jenny-diski/xxx y http://richseam.com/artist/m/02phbq4

Headless Kamikaze http://www.discogs.com/Headless-Kamikaze-Milgram-Experiment/release/2141846

Dar Williams http://www.darwilliams.com/releases/music/

Sobre las películas

Six degrees of separation (obra de teatro) y otras referencias

http://www.lrb.co.uk/v26/n22/jenny-diski/xxx

http://en.wikipedia.org/wiki/Six_Degrees_of_Separation_(film)

The tenth level: http://en.wikipedia.org/wiki/The_Tenth_Level

Atrocity: http://www.imdb.com/title/tt0898895/

Small world experiments

http://en.wikipedia.org/wiki/Small_world_experiment


[1En Setiembre de 2012, al cumplirse los 25 años de la aparición de So, se preparó una edición especial que contiene 4 CD´s: el álbum original remasterizado, un doble álbum de la grabación en vivo en Atenas, 1987, y los tracks originales regrabados para Work in Progress. El set incluye además 2 DVD extra: El film "Live in Athens 1987" y el documental "So: Classic albums", junto al álbum original de la versión LP y el disco de vinilo de 12 pulgadas. Tomado de Wikipedia http://en.wikipedia.org/wiki/So_(album)

[2Respecto de esta y otras anécdotas de interés, ver http://www.songfacts.com/detail.php?id=772

[3El diálogo que inicia el clip muestra a dos estudiantes. Uno instruye al otro respecto de lo que debe hacer para generar las condiciones del "experimento": "El próximo jueves, vas a animarte a ser libre.
El colegio va a estar desierto.
No habrá nadie aquí después de las tres de la tarde.
Nadie, excepto tú… y tu pequeño destornillador, Geoffrey Screwgger.
Esto es lo que vas a hacer…
Vas a aflojar…
¿Aflojar?
Aflojar…
Como puedes ver, todo lo que hay en el aula está sostenido con tornillos.
Las sillas, los escritorios, el pizarrón…
Y con tu destornillador, vas a empezar a aflojarlos…
No saques los tornillos.
Simplemente aflójalos, hasta que puedan caerse al tirar de un hilo…" El título del clip "Bolt" (Tornillo) es rico en connotaciones y hace sintonía con las férreas tuercas de la imagen final.

[4Que en ambos casos el vehículo utilizado para la adhesión automática sea la música no debe sorprendernos. Como lo sugiere Pascal Quignard en “El odio a la música” “La música atrae a los cuerpos humanos. Es aún la sirena del relato de Homero. Ulises atado al mástil de su nave es acosado por la melodía que lo atrae. La música es un anzuelo que atrapa las almas y las conduce a la muerte”. También Slavoj Zizek en su análisis del film de Chaplin "El gran dictador" llama la atención sobre esta cuestión. En la escena final, cuando el barbero judío, confundido con Hitler, dirige a la multitud su mensaje pacificador, suena de fondo la obertura de la ópera Lohengrim, de Wagner. Es la misma partitura que Chaplin eligió para la célebre escena en la que el dictador juega embelesado con el globo terráqueo, soñando con apoderarse del mundo. Allí Zizek introduce su expresión "con la música nunca estamos seguros". Ver http://www.aesthethika.org/Etica-y-musica-la-incertidumbre


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