Toda reflexión ética obtiene un propósito real, sólo cuando el trabajo ha sido realizado, ya sea teórica o prácticamente. Incluso cuando la realización práctica es mucho más importarte, en cuanto modelo y ejemplo a seguir -y esa debería ser la comprobación teórica [Aufklärung] más importante que podríamos tener- no debería ser subestimada. En lo que concierne a la palabra dicha, por ejemplo del tipo que se da en una conversación privada o de persona a persona, que por supuesto también incluye seminarios y disertaciones, el éxito que consigamos, por el mero hecho de hablar, no debería ser sobreestimado; especialmente cuando estas disertaciones no suelen atraer mucha audiencia. La radio probablemente tenga una influencia mayor.
Esto conduce a que la información esclarecedoramente teórica (que percibimos desde la práctica) se transforme en palabra escrita. Primero debemos destacar la prensa profesional. Esta tiene la gran ventaja de abrir sus páginas exclusivamente a las controversias de los problemas éticos, siendo más o menos independiente de los que se mantienen neutrales e incluso hostiles hacia este tipo de preocupaciones. Pero una cierta deficiencia está adherida a semejante ventaja. La prensa profesional alcanza a aquellos, quienes ya son miembros de este tipo de movimiento, o por lo menos están cercanos a ello. Por consiguiente, la influencia inmediata sobre la masa ha quedado perdida. Esta deficiencia es incluso mayor en lo que a libros respecta, por un lado el precio de compra puede disuadir a muchos, pero por otro lado no todos tiene tiempo y ganas de leer algo que no es fácil de digerir, y a veces viene en voluminosas publicaciones. Además el mercado editorial no está escaso de publicaciones sobre cuestiones éticas, por eso se torna difícil realizar una selección adecuada.
De todas formas, la cuestión más importante radica en realizar una revisión de la prensa diaria en relación a su importancia respecto de la ética. Desde la perspectiva de la “junta ética” [Ethikbund] los periódicos también tienen deficiencias. La prensa diaria, en todo su alcance, no cuenta con el mismo espacio del que disponemos en una publicación académica o incluso en un libro. También la prensa diaria debe, a veces, ser cuidadosa para manejar ciertas cuestiones en relación a sus patrocinantes, anunciantes, o suscriptores. – Sin embargo esta deficiencia puede ser compensada con una gran ventaja. Antes que nada y lo más importante: posee un gran poder de distribución. Enormes cantidades de papel son utilizadas cotidianamente para producir periódicos. Millones de ojos circulan diariamente sobre miles de notas periodísticas. Ni siquiera la más importante de las publicaciones académicas, ni incluso un libro pueden competir con eso. Su enorme distribución implica una gran influencia, más allá de lo que podamos convenir acerca de la utilidad de los periódicos. Acontecimientos que ocurren en la ciudad, en el campo, en el país y en el mundo entero – ¿de donde obtenemos todo este tipo de información si no es del diario? Allí también se analiza el desarrollo de importantes cuestiones políticas y económicas -información que deberíamos manejar para reconocer y cumplir nuestras obligaciones sociales- también obtenemos información acerca de los precios de la comida o de cómo vestirnos, de cuáles son los costos de ciertas mercancías, qué otros productos son recomendables, etc. lo cual no está directamente pero sí indirectamente relacionado con la ética. Y como la prensa sabe que los hombres no viven sólo de pan y otras cosas por el estilo, suele informar también acerca de cuestiones intelectuales y espirituales; y por eso la ética no puede ser pasada por alto. Por último: la prensa diaria aporta de tanto en tanto contribuciones que revisten un carácter ético, las cuales no suelen ser muy extensas y poseen un estilo novelado, para que resulte de interés y de fácil comprensión para los legos (la capacidad de captar interés y entendimiento queda sujeto a los lectores) – también desde esta perspectiva la importancia de una prensa ética, incluyendo sus aspectos sociales y sexuales, no debería ser subestimada.
En consecuencia, la relación entre prensa y ética debe ser, en cualquier caso, fuertemente remarcada. Esto independientemente de estar a favor o en contra de la prensa diaria. También resulta irrelevante si se considera a la prensa como la expresión de la opinión pública, o bien como “productor” o modificador de tal opinión en primer lugar. Los “aliados” de la prensa la usarán como instrumento para el trabajo ético, no solamente porque de esta forma tendrán la oportunidad de expresar su razonamiento ético, sino porque también podrá ser ampliamente difundido. E incluso el enemigo acérrimo de la prensa no se abstendrá de al menos trabajar con, o ser soporte de, aunque fuera sólo para el propósito de influenciarla positivamente. La posibilidad de reconocer tal influencia está dada, siempre y cuando se reconozca a la prensa como expresión de la opinión pública. Y si podríamos considerar al papel prensa como medio para construir, o al menos influenciar la opinión pública, entonces desde un punto de vista ético, se convierte incluso en una obligación el ser participe de este tipo de formación de carácter [Gesinnungsbildung], -activamente y con el mejor conocimiento y conciencia. Empezar con aquellas publicaciones que resultan más adecuadas es ya una cuestión pragmática. También es importante mantener un contacto cercano con los corresponsales. El mejor consejo puede ser buscar expertos en ambas áreas, ya sea en la prensa como en la ética. Aprovechar esta oportunidad, reviste una vital importancia para una buena causa, de la cual, sin lugar a dudas, la ética social y sexual pertenecen y como tal deben ser oportunamente recomendadas.